jueves, 11 de abril de 2013

CAYAMBI


 
 
El pueblo Cayambi perdió sus territorios en la época de la colonia, más tarde con la repú­blica fueron los terratenientes de corte criollo los que usurparon sus tierras, manteniendo a este pueblo bajo el conocido concertaje; relación de dependencia laboral que se fue superando gracias a la primera reforma agraria del país y a las continuas luchas propicia­das por este pueblo, reclamando la tierra para las manos que la trabajan, fue así como lograron la adjudicación de las haciendas que pertenecían al Estado para el pueblo kayam­beño. En el caso del sector de Ayora y Olmedo, la adjudicación originó la formación de Cooperativas de campesinos indígenas, una de las grandes líderes de esta lucha fue DOLO­RES CACANGUO. La lucha por la tierra, en el caso de las comunidades de Pichincha y de algunas comunidades de Imbabura, logró incluir en el proceso de Reforma Agraria, la inter­vención de haciendas privadas, las que fueron adjudicadas a las comunidades, durante varios años las comunidades tuvieron que pagar por estas tierras al IERAC (actual INDA).

Organización sociopolítica: El núcleo organizativo de este pueblo son las Comunas, pero tienen otras formas de organización como las asociaciones, cooperativas, comités de padres de familia, clubes deportivos, juntas de agua y grupos artesanales. Cada Comuna tiene su Cabildo, cada una de estas organizaciones tiene como máxima autoridad a la Asamblea, organismo de decisión que está conformada por delegados de las comunidades convocados por los Cabildos.

 Los Cabildos son elegidos cada año en las Asambleas de las comu­nidades, Asambleas que determinan y planifican los trabajos que realizará la comunidad mediante la minga. Gran parte de los Cabildos se agrupan en uniones, generalmente parroquiales, las que a su vez son miembros de estructuras federativas provinciales, organizaciones más conocidas como de segundo grado. En el caso del pueblo Kayambi de Imbabura las comunidades se encuentran organizadas en la Unión de Comunidades Indígenas González Suárez, Unión de Organizaciones Campesinas de San Pablo del Lago, Federación de Organizaciones Campesinas de Pimampiro, Organización Indígena y Campesina de Chuga, Consejo Indígena Comunitario de Mariano Acosta y Unión de Campesinos de Sigsipamba; todas estas organizaciones son filiales de la FICI, ECUARUNARI y CONAIE. En la provincia de Pichincha existen algunas comunidades indepen­dientes y organizaciones como: Ñukanchik Tukui Runakunapak Llaktamanta, Corporación de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Cangahua, Corporación de Indígenas de Olmedo, Corporación Unitaria de Organizaciones de la Parroquia de Tupigachi que están afiliadas directamente a la FPP, ECUARUNAI, CONAIE. Otras comunidades se encuentran organizadas en la Unión de Organizaciones Populares de Ayora y en la Organización de Otón, Cusubamba y Ascázubi declarándose independientes y son filiales directas de la CONAIE; además, la Unión de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Cangahua, que pertenece al ECUARU­NARI y CONAIE; la Unión de Organizaciones Campesinas de Cangahua y Cayambe y la Unión de Organizaciones Campesinas Cochasquí-Pedro Moncayo son filiales de la FENOCIN. La Organización de Otón, Cusubamba y Ascásubi que se declara inde­pendiente y pertenece directamente a la CONAIE. Las comunidades del Napo se encuentran organizadas directamente a la ECUARUNARI y la CONAIE.

 Prácticas productivas: Podemos decir que este pueblo es eminentemente agrícola, sus principales actividades productivas están relacionadas a la agricultura, la ganadería, la produc­ción de derivados de leche y a la elaboración de pro­ductos artesanales. En relación a la producción agrícola, este pueblo com­bina una producción artesanal dirigida al consumo pro­pio, con la producción intensiva dirigida al mercado. Su producción es diversa, pues su población se asienta en distintos pisos ecológicos. La producción en los pajona­les está direccionada a la crianza de ovejas y ganado vacuno, crianza que se lo hace de manera extensiva, en las faldas de las montañas; en zonas más bajas que los pajonales se dedican a la agricultura artesanal e intensiva, dejando en los poblados el centro de produc­ción artesanal sobre todo, tejidos y bordados. En la agricultura son productores de: maíz, trigo, ceba­da, papa, quinua, fréjol, oca, melloco, zapallo, sambo, zanahoria, cebolla, capulí, etc. Otra fuente de ingresos muy significativa de este pue­blo es el turismo, especialmente dirigido hacia las Ruinas de Cochasquí, Puntiatsil, Pucará, Quitu Loma, Culebra Rumi, El Linchero, donde logran vender una parte de sus artesanías. Una buena parte de familias trabajan asalariadamente en las floricultoras, ubicadas cerca de sus comunidades o migrando a las grandes urbes.

 

Concientes que las prácticas intensivas de cultivo tanto de la comunidad como de particulares, han producido daños en la naturaleza, este pueblo actualmente está trabajando un proceso de reforestación con plantas nati­vas: aliso, quishuar, nogales; actividad que está sien­do reforzada por las comunidades de San Pablo y Olmedo, con la delimitación de bosques protectores para conservación de vertientes y suelos.

 Practicas alimenticias: Su alimento se centra en los productos agrícolas que producen; su dieta está compuesta especialmente de granos como maíz, fréjol, arveja; los mismos que son complementados con el sambo, zapallo, cebada, trigo, papa oca, zanahoria blanca; materiales que sirven para preparar una varie­dad de platos: arroz de cebada, coladas de harina de haba, arveja, maíz, tostado, habas y choclos tiernos cocinados; además su dieta es completa­da con carne de vaca, chancho, pollo, arroz, enlatados y bebidas prepara­das industrialmente,

 Practicas medicinales: En el pueblo Cayambi se práctica la medina natural y también se consume la medicina alopática. Existen los Yachag, parteras, fregadores en todas las comunidades que forman este pueblo. Utilizan conocimientos adquiridos por medio de la transmisión oral, que dicen de las propiedades curativas de las plantas, de la tierra, las piedras y el agua; con todos estos elementos curan. Además la mayoría del pueblo conoce las bondades curativas que se encuentra en sus chacras, con ellas se curan enfermedades leves, cuando alguna enfermedad resulta muy grave o crónica acuden al médico alopáti­co para sanar.

 Prácticas lúdicas: Aun en la vida cotidiana de este pueblo podemos encontrar prácticas lúdi­cas propias, como el chungay, juego que se lo practica cuando una perso­na adulta muere, se lo juega así: llegada las 12 de la noche empiezan a jugar todas las personas adultas, se realiza un círculo, en el mismo se colo­can doce granos de maíz, seis de maíz negro y seis de maíz blanco, un árbi­tro en el medio, el árbitro no tiene que ser familiar del muerto. Las perso­nas que forman el círculo votan el chungay, este es de madera y tiene tres lados, en cada lado se encuentra inscrito números; el árbitro mira en que número a caído el chungay, según el número que se obtenga un jugador se lleva el maíz y el que se lleve el mayor número de maíces es el ganador. Llegada las 5 de la mañana el ganador obligará a los perdedores, asumir el papel de ganado y los sacan arando, luego subir a un árbol, que se encuen­tre cerca de la casa y griten imitando al cuscungo para que toda la comu­nidad llegue a desayunar. Y finalmente llevar al muerto a la iglesia y pro­ceder al entierro con la compañía de todo el pueblo. Como podemos observar en este juego, la cotidianidad de este pueblo está impregnada de lo lúdico, por ello juegan al enamorarse, a los porotos, a la construcción de coches de madera, a la casita, etc.; juegos que en la actua­lidad se entremezclan con la televisión o video juegos.

Costumbres, creencias y símbolos: Este pueblo acostumbra en tiempos de verano a subir con los niños a las lomas a gritar "ya kujuta karangui achili taitico", pedir que el agua llegue, que las lluvias vengan, esta costumbre se llama "la wuakchakaray". También se invoca a las montañas que les rodean para obtener una buena cosecha, sin olvidar que el obtener una buena cosecha, consiste en sembrar según el tiem­po de la luna. Para este pueblo el tiempo de la Colonia dejó muy inte­riorizado la creencia en el Dios católico, existiendo muchos ritos en relación a esta creencia. En la actuali­dad hay un proceso de recuperación de la relación cós­mica ritual con la naturaleza, de allí su participación en las fiesta de equinoccios, solsticios y del Inti Raymi que los pueblos indígenas de la sierra festejan.

 Los Cayambi acostumbran a vestir según su identidad, en el caso de los hombres, visten de camisa y panta­lón blanco, poncho azul, sombrero, oshotas de cualquier color; en el caso de las mujeres, un centro rosado en la parte interior, y fuera un centro negro, huallcas, mani­llas de perlas rojas y muy grandes, zarcillos de oro, reli­carios, camisa blanca larga cosida y bordada a mano, cinta para el cabello, chimbi (forma de amarrar el anaco) y el sombrero gris. En la actualidad pocos son los varones que vistan su ropa propia, visten otra ropa y utilizan su vestimenta solo para eventos especiales.

 Prácticas artísticas: Este pueblo baila y canta el sanjuanito utilizando la flauta, guitarra, campanilla; para bailar los varones visten ropas tradicionales y las mujeres con su hermosa voz, entonan coplas al compás del sanjuanito. Actualmente también disfrutan los jóvenes con la música moderna.

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